Corrientes estéticas en "Presagio de carnaval"


 Los escritores de la generación del 80 fueron hombres de mundo, asiduos viajeros a Europa. No produjeron obras de tipo doctrinal ni textos de investigación, se inclinaron por escribir ensayos, artículos periodísticos, recuerdos autobiográficos, anécdotas, breves narraciones y juicios sobre la época, siempre admirando la cultura de Europa. Desde su comienzo el modernismo encontró en Buenos Aires un ambiente cultural que favoreció su aceptación, también lo hizo la apertura de la Facultad de Filosofía y Letras, la revista "La Biblioteca", el aumento de periódicos, un mayor interés por los ideales de la cultura y la gradual decadencia de la poesía posromántica. En ese momento, la capital argentina ya era una capital pujante en ostensible crecimiento, dirigida por una alta burguesía. En contraste con el lujo derrochado por la clase culta y gobernante, los inmigrantes atraídos a estas tierras se amontonan en los conventillos viviendo miserablemente y dedicándose a diversos oficios. Hacia fines del 80 sin embargo la clase alta comienza a mostrar preocupación por el aumento  de extranjeros y su intervención en los distintos ámbitos: cultura, economía, política. Como consecuencia de esto la prosa del 80 expresó la hostilidad de las clases aristocráticas de la sociedad porteña hacia los inmigrantes extranjeros, esta misma élite que en principio había apoyado la gran inmigración, hacia 1885 comienza a demostrar su desagrado ante la influencia extranjerizante en las costumbres y el idioma. Aquí comienza a sentirse el desprecio por el extranjero.

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